La bolsa no siempre es arriesgada. El mal asesoramiento y la creación de productos con los que el único que sale ganando son las entidades que los venden, han instaurado un cierto miedo cultural en España a la hora de invertir en bolsa. Pero podemos cambiar el rumbo hacia el camino correcto de manera muy sencilla. En bolsa uno tiene dos caminos para invertir su patrimonio:

1. El camino del juego y la especulación: a través de derivados –CFDs, futuros, ETFs apalancados, opciones, warrants etc.- dónde está comprobado que más del 80% de inversores pierden dinero, y quien lo gana, difícilmente ganará más que la entidad que se lo vende.

2. El camino de la inversión: a través de acciones con buenos balances, ETFs de calidad con una política de gestión eficiente y fondos de inversión de bajo coste y buena trayectoria. 

Optar por el camino de la inversión nos hará ganar dinero de manera constante durante muchos años, y nuestro patrimonio trabajará para nosotros, no para el banco. Desde el año 1800, la bolsa ha mostrado su capacidad para proteger nuestro dinero en cualquier contexto económico y social. La bolsa siempre ha protegido el patrimonio del inversor ante cualquier situación de crisis económica, política o sanitaria.

La evolución de la bolsa desde 1802

Si nos fijamos en la línea azul, se aprecia la evolución de las acciones desde el año 1802 hasta el 2011. Desde hace dos siglos, la renta variable da un rendimiento de un 6,7% anual por encima de la inflación.

En el análisis se estudia el dinero que hubiéramos generado en caso de optar por las diferentes opciones de inversión. La renta variable ha sido la mejor opción en todo momento. Los siguientes resultados así lo confirman:

  •       1$ invertido en renta variable en el 1802 en 2011 son 930.550 $.
  •       1$ invertido en bonos corporativos en 1802 en 2011 son 1.505 $.
  •       1$ invertido en bonos del estado en 1802 en 2011 son 278 $.
  •       1$ invertido en oro en 1802 en 2011 son 3,21 $.
  •       1$ en la cuenta corriente en 1802 en 2011 son 0,05$, un 95% menos.

De esto se pueden sacar dos conclusiones muy claras:

1º Dejar el dinero en la cuenta corriente o debajo del colchón es lo peor que podemos hacer 

Todas las divisas tienden a depreciarse a consecuencia de las actuaciones de los gobiernos. En el siguiente gráfico, podemos observar la evolución del poder adquisitivo de varias de las divisas que se utilizan en el mundo. Todas tienden a perder todo su valor a lo largo de los años, incluido el Euro, por lo tanto, la inversión es la mejor opción para proteger nuestro patrimonio.

2º La inversión en una cartera de acciones diversificada es, a años luz, el mejor lugar donde podemos dejar nuestro patrimonio 

Durante toda la historia, se ha comprobado que la mejor forma de preservar nuestro dinero es a través de la renta variable. En el primer estudio sobre la evolución de los diferentes activos hemos podido comprobar su evolución. También podemos echar un vistazo a la evolución de uno de los índices de renta variable americanos:

La multiplicación del dinero en el índice Dow Jones 1930-2020

Fijándonos en uno de los índices de renta variable más antiguos del mundo, el Dow Jones Industrial, podemos comprobar que desde el año 1930 habríamos multiplicado nuestro dinero 174 veces. Esto corrobora, una vez más, la capacidad de protección y ahorro que nos brinda la renta variable durante nuestra vida. Pero estos resultados se dan por una razón, y es que la renta variable está compuesta por un conjunto de empresas que dan un servicio o producto a la sociedad que, en muchos casos, es imprescindible. Cuando una compañía da un servicio necesario para la población, esta estará dispuesta a comprarlo pese a que existan graves problemas económicos y sociales en el país.

La capacidad de protección y ahorro de la renta variable que se aprecia en el primer estudio, lo han reflejado muy bien países como Alemania, Argentina, República Checa, Yugoslavia, Zimbabue, o, la Venezuela actual. Los gobiernos se dedicaron a imprimir dinero nuevo e inyectarlo en la economía, lo que provocó que el dinero se convirtiera en papel en muy poco tiempo. Los ahorros de la población pasaron a no valer nada, ya que el precio de todos los productos se multiplicó en pocos meses. Sin embargo, quienes dejaron su dinero invertido en empresas que daban un producto o servicio indispensable para la población, mantuvieron su poder adquisitivo, y esta inversión se llevó a cabo a través de las bolsas, donde cotizan un gran número de empresas que nos permiten hacer esto. Un claro ejemplo de ello fue Argentina en el año 2000.

Aprender de la historia: el caso del Corralito Argentino

Hace tan solo 18 años, los argentinos perdieron más de la mitad de su dinero gracias a la inflación que hubo entre 2002 y 2005, sin embargo, quien depositó su dinero en el índice de renta variable argentino multiplicó por cuatro su patrimonio:

  En la cuenta corriente, 100.000 pesos se convirtieron en 25.000 pesos

✔  En la bolsa argentina, 100.000 pesos se convirtieron en 400.000 pesos

La capacidad de adaptación que tienen las empresas que aportan un servicio a la sociedad es clave para mantener a salvo el dinero. Si el gobierno imprime dinero nuevo, el precio de todos los productos comienza a encarecerse, y en consecuencia, nuestros ahorros cada vez pueden comprar menos productos o servicios.

Pero quien es dueño de una pequeña parte de cada empresa, no se ve perjudicado, ya que ese aumento de precios lo recogen todos los productos de las empresas de las cuales nosotros somos dueños a través de las acciones.

En definitiva, las bolsas no son un lugar arriesgado, sino todo lo contrario; realmente son el lugar donde podemos poner nuestro patrimonio a salvo de todos los problemas que ocurren y ocurrirán a lo largo de la historia. El problema durante estos años ha sido el mal asesoramiento, y la creación de productos derivados con altas comisiones y grandes riesgos, productos que son totalmente innecesarios para el ahorrador y que le llevan por el camino incorrecto. Lo bueno es que nunca es tarde para empezar a hacer las cosas bien: Invierte de manera segura, invierte con sentido común.